Semana Santa es sinónimo de reuniones familiares y platos tradicionales irresistibles. Torrijas, potaje de vigilia, pestiños… Es un momento para disfrutar, pero sin caer en excesos que luego nos hagan sentir pesados o con remordimientos. La clave está en el equilibrio.
- No te obsesiones, pero sé consciente
El problema no es disfrutar de un plato típico, sino los excesos continuados durante varios días. Puedes darte el gusto de comer torrijas o bacalao sin que eso arruine tu alimentación.
- Equilibra tu alimentación
Si sabes que vas a comer un plato más calórico, equilibra el resto del día:
✅ Incluye más frutas y verduras en las otras comidas.
✅ Prioriza proteínas magras (pollo, pescado, huevos) para sentirte saciado.
✅ Bebe suficiente agua para evitar la retención de líquidos.
- Alternativas saludables a los dulces tradicionales
Si quieres disfrutar de los sabores de Semana Santa con un toque más ligero, prueba estas opciones:
- Torrijas al horno en lugar de fritas.
- Pestiños con menos azúcar o endulzados con miel natural.
- Potaje con más verduras y menos grasas.
- Disfruta sin prisas y sin culpas
Comer con conciencia significa saborear cada bocado sin atracones. Si te das un capricho, hazlo sin culpa y continúa con hábitos saludables el resto del día.
- Retoma la rutina sin estrés
Después de Semana Santa, vuelve a tu alimentación habitual sin necesidad de hacer “dieta estricta”. Unos días de comida más indulgente no arruinan tu progreso, lo que importa es la constancia a largo plazo.
Semana Santa es para disfrutar, así que come con equilibrio, muévete un poco y, sobre todo, vive el momento sin preocupaciones.