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Cómo respirar adecuadamente

Obteniendo la calma por narices

Cuenta la leyenda que los dioses concedieron a los hombres un número limitado de respiraciones al nacer y que cuando agotamos ese saldo de respiraciones, agotamos por lo tanto la vida. De hecho, nuestra vida se puede medir en respiraciones: nacemos con un gran llanto y morimos con una exhalación final.

Si tomamos la leyenda al pie de la letra, la clave para asegurarnos una vida longeva y saludable es reducir el número de respiraciones que realizamos. Con la respiración regulamos nuestros estados mentales y emocionales.

Si controlas tu respiración, controlarás todas las situaciones en la vida. 

Yogi Bhajan

La respiración no sólo está vinculada a nuestros estados mentales y emocionales, también influye en la concentración, ayuda a reducir los niveles de estrés y favorece el sueño. Aprender a respirar de forma adecuada nos proporciona salud, calma y serenidad, ayudándonos a afrontar con más equilibrio y ecuanimidad las situaciones conflictivas de nuestra vida.

Según la ciencia del yoga existen varios tipos de respiraciones: abdominal, costal, clavicular y respiración completa.

  • La respiración abdominal es la forma habitual de respirar, su práctica es muy sencilla: al inhalar empujamos el abdomen hacia fuera y al exhalar dejamos que se hunda de nuevo. El diafragma es un tejido muscular que separa los pulmones de la cavidad abdominal; al inhalar, nuestros pulmones se llenan de aire empujando el diafragma hacia abajo haciendo que el abdomen salga hacia afuera. En la exhalación el abdomen vuelve hacia dentro de una forma natural (sin empujar). En esta respiración llenamos el tercio inferior de los pulmones. 
  • En la respiración costal activamos la zona de las costillas flotantes, no hay un movimiento tan amplio como en la respiración abdominal, por ello reducimos la cantidad de aire que introducimos en los pulmones. Aquí llenamos el tercio medio de los pulmones.
  • Con la respiración clavicular llevamos el aire al tercio superior de los pulmones, activando la musculatura subclavicular, provocando una leve elevación de la caja torácica.
  • En la respiración yóguica completa, unimos las tres respiraciones anteriores activando primero el abdomen, luego los costados y por último la parte alta del pecho. Cuando exhalamos, primero lo hacemos desde el pecho, luego desde los costados y por último desde el abdomen. 

La mayoría de las personas respiran incorrectamente. Una respiración incorrecta crónica y mantenida en el tiempo puede desencadenar en el futuro patologías relacionadas con el sistema nervioso central. Si conscientemente ejercitamos la respiración abdominal, educamos a nuestro sistema para desarrollar este tipo de respiración. El cerebro sigue a la respiración. Si tú eres capaz de respirar de 1 a 4 veces por minuto se dice que experimentaras el llamado “estado meditativo”. No se trata de aguantar la respiración, sino de respirar largo y profundo, muy despacio, usando la capacidad total de tus pulmones y exhalando completamente también lenta y suavemente.

La magia comienza cuando dominas la exhalación. Parece que durante la inhalación la mente se calma y uno puede sostener una respiración larga, sin ahogos. Pero durante la exhalación hay una urgencia natural por expulsar el aliento fuera e inhalar de nuevo lo más rápido posible. Cuando esta tendencia natural se logra calmar, la persona experimenta un estado de paz interior que interviene terapéuticamente en el resto del organismo. Incluso, se puede acceder a estados de conciencia más elevados.

Date cuenta cómo respiras y aprovecha la respiración para mejorar tu salud. Haz una pausa a diario para observarla y dedica unos minutos, sólo unos minutos, a respirar conscientemente. Lo que se entrena, se fortalece; si entrenas la calma, fortalecerás las calma. Y respirarás la vida con todo su esplendor.

José Manuel Peñalver Romero – Dharma

Yoga Maha Siromani